Aprendemos de cine conversando con sus creadores

SOMOS PROTAGONISTAS: Juan Manuel Gómez Díaz

SOMOS PROTAGONISTAS: Juan Manuel Gómez Díaz

Juan Manuel Gómez Díaz es profesional en estudios literarios y estudiante de la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Colombia. Dirigió el cortometraje “Script Réquiem”.

¿Sientes que el proceso de producción de una obra universitaria hace que estas tengan un menor recorrido comercial comparado, por ejemplo, con el proceso de producción profesional? ¿por qué?

J: Sí, yo siento que el recorrido comercial que puede tener una obra universitaria es distinto. Es menor, pero digamos que es una cuestión de tiempo. Es decir, que tal vez en ese momento de formación no se tiene la plataforma adecuada, en ese sentido, para potenciar el corto a manera de distribución y de comercialización. Un poco como por falta de experiencia en ese flujo de trabajo y porque todavía no se tiene una agencia de diálogo ni de intercambio de experiencias con la gente que sabe más de producción actualmente. También se me hace que es cuestión de que a la academia le hacen falta unos vasos comunicantes con las personas (que aunque no estén ejerciendo un ejercicio propiamente académico, de la manera en la que lo hace la universidad)  ya están pensando el cine en esos términos (de distribución) y por eso pueden decirnos cosas a nosotros. Entonces me refiero a que le hace falta un concepto sobre, pues, que también eso es otros que están ahí ya, pueden ofrecernos un diálogo académico. Siento que esa es una opción y que, pues como no hay una cosa así, igual hay ahí una ausencia de esa experiencia, que también es una cuestión de tiempo pero que hace que nosotros llevemos ese horizonte de lo comercial hasta cierto punto.

¿Cómo ha sido el proceso de distribución de tu obra? ¿crees que hay espacios suficientes para la exhibición de trabajos universitarios?

J: Siento que hay muchos espacios para la distribución de trabajos universitarios en el país, pero digamos que eso sigue siendo una pesquisa de nicho. Como que nosotros aplicamos a unos espacios que sentimos que igual son pequeños espacios, también por posiciones políticas de lugares y formas ya establecidas de distribuir el cine. Pero por otra parte son festivales a los que llegamos como haciendo una búsqueda; y en ese sentido los hay, hay espacios. Pero digamos que no tienen una visibilidad tan grande aveces. También para nosotros dentro de nuestra experiencia de distribución de una obra, en la exhibición de una obra, ¿si me entiendes?, son esos dos factores que se mezclan. Como que hay unas cosas que todavía son de nicho, que uno las va escarbando sobre el tiempo y eso juntado con que no tenemos una experiencia, por decirlo de así, unos criterios de búsqueda grandotes y también el tiempo que uno le dedica hacer la ruta de festivales precisamente. Como que pues hacen que uno poco a poco se vaya inscribiendo en cosas también más cercanas, que son cosas grandes, me refiero, que ya sabemos desde hace mucho qué es Bogoshorts, pero mandamos el corto a un festival del Valle del Cauca que no tenemos ni idea. Estamos como en esas dos dinámicas. Ha sido una ruta de esxhibición muy tranquila, me refiero a que nosotros tenemos un tipo de corto al que también le piden un tipo de requiditos y que también miramos si cumplimos o no. Pero reconocemos, y creo que con mucho orgullo, que es una obra universitaria que tenía una propuesta en particular. Entonces en ese sentido si no pasa aquí (como ha pasado en muchas aplicaciones que hemos hecho) está muy bien, quedó en otros espacios en donde yo digo que interesantes, porque por lo menos así sean 16-20 personas, pues lo van a ver. Buscamos precisamente apuntarle a que pudiera estar en un espacio para que gente que no era de la universidad lo viera.

¿Crees que tuviste un proceso creativo libre o sientes que el proceso de creación se ve condicionado por los procesos de cada escuela?

J: Pues a mi me parece que es una cuestión con dos formas de verse. La primera es que evidentemente más que procesos, pues las escuelas, por ser escuelas académicas, tienen como unas formas de ver las cosas y de hacer las cosas. Más bien siento que es el concepto de producción, por ejemplo el concepto de “producción cinematográfica” que tiene la escuela ejercido en cierto plan de estudios y de cierta manera y con una tradición. Eso es lo que limita el ejercicio, porque es sobre esa forma de concebir el cine o es una forma de ver el cine también estética en la que uno está para proceder también a hacer una realización. Y con esto voy al segundo punto, es una cuestión de decisiones. Y no es una cuestión de rebeldía, es una cuestión de que nosotros mismos empezamos a ver que podemos hacer el cine de otras maneras. Sin negar nunca que estamos haciendo por primera vez un cine en un flujo tan semiprofesional y nos lo tomamos muy en serio. Pero nos damos cuenta que ciertas exigencias que son normales en un proceso de pensar el arte, pensar la imagen, en un proceso también académico y formativo. Se trata entonces como de renovar perspectivas, de poner en diálogo eso. De renovarse, establecer diálogos con las cosas que están pasando ahoritica, tan interesantes en Colombia, por ejemplo hablando de cine. También es un proceso académico complejo, pero yo considero que si uno toma ciertas decisiones la escuela precisamente es el momento para hacerlo. Así eso sea arriesgado, en algún punto uno siente que eso lo limita, pero siento que más que una fuerza coercitiva es como una cosa de la academia que hay que repensar. No es tan sencillo.

¿Opinas que los requerimientos de la escuela en la que estudias obstaculizaron el proceso de creación de la obra, o por el contrario contribuyeron?

J: Esos requerimientos yo siento que más bien fueron como la plataforma para que nosotros empezáramos a entender la historia como una narrativa desde el dispositivo. Había una exigencia técnica, pero ustedes saben que lo técnico en el cine no es simplemente “lo técnico”, la imagen y la forma en la que esa imagen se representa pues es un acto narrativo, eran unos dispositivos que nos iban a brindar ciertas cosas con las que podíamos experimentar para potencias nuestras historias. Ahora, eso no quiere decir que entonces nosotros en algún momento no consideráramos que era más sencillo usar otra forma de hacer nuestro taller 3 -que fue el taller en el que realizamos este trabajo universitario-. También es una cuestión de decisiones, pero me parece que igual todos los requerimientos potenciaban la obra, hacer una colorización, una mezcla de sonido, tener esos espacios para montar, y seguir un flujo que era un requerimiento nos hizo enriquecer y aprovechar cada uno de esos requerimientos. Entonces también es una cosa que viene y va.

A la hora de hacer una ruta de festivales para este trabajo, ¿priorizas muestras que se acerquen a públicos no convencionales (por ejemplo festivales pequeños de región) o prefieres iniciar una ruta con festivales de un recorrido más extenso? ¿por qué?

J: A mi me parecen muy interesantes los espacios no convencionales de exhibición, y creo que nosotros nunca nos cerramos la puerta a ese tipo de espacios, como que aplicamos a festivales muy pequeños pero en los que nos parecía supremamente interesante estar. Precisamente porque es inevitable no sentirlos lejanos pero al mismo tiempo es un lugar al que siempre quisimos llegar, “mandemos esto a cualquier lugar en donde la gente lo pueda ver”. También como una necesidad de dialogar con otras personas. En ese sentido, nunca fue una decisión de apuntarle a ciertos festivales con plataformas y trayectorias más grandes y comerciales, se trata es de hablar con otras personas. El panorama es amplio, restringirse a unos lugares y a otros no y también es una identidad del proyecto universitario ahondar en unos espacios que no sean los convencionales, siento yo. Es un ánimo académico, porque es un ánimo crítico. Irse a los espacios pequeños, “estarán hablando de cine en tal parte, lleguemos allá”. Creo que también es tener un concepto y creer en eso, es tener una posición.

¿Crees que el espacio de muestra para trabajos estudiantiles de ESTUCINE construye nuevos caminos para la exhibición de los trabajos universitarios?

J: A mi me parece que estos son los espacios que hay que seguir abriendo, son espacios valiosos. Por otro lado, ese tipo de niveles y flujos de trabajo del cine nos hagan una invitación a nosotros, que hablen con nosotros. Entonces, al dar un espacio reconocen que la obra universitaria no es una obra menor, si estoy seguro que es una obra de transición porque se está en ese encuentro, pasa el tiempo y ya después se hace una cosa distinta. Pero precisamente creo que eso es lo interesante, que hay como otras miradas. Entonces me parece que sí, que esos son los espacios que hay que abrir y que hay que aprovechar y que hay que seguir consolidando, que se haga más fuerte, más grande. Porque ahí hay cosas que son muy valiosas como para el cine nacional. Diálogos, exhibiciones, eso es construir una agenda de cine que va más allá de la industria. Es una cultura de la imagen más que del cine. Es demostrar que esa cultura de la imagen tiene un significado muy grande para el país, para pensarnos a nosotros mismos, darle a esa cosa que llamamos arte un peso histórico y social. Esas son las cosas que se pueden construir en estos espacios, que son espacios de transición también porque podemos decidir o no entrar a flujos más comerciales. Es también ese primer pinchazo con esa otra orilla que le toca al cine también, inevitablemente.

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